Siempre había escuchado hablar del alma, de niña ni siquiera cuestionaba qué era ello, como si tuviese esa certeza desde siempre. De hecho había algo que me ocurría con frecuencia y era tener la sensación de que estaba viviendo un sueño, lo que ocurría en mi actual “realidad” lo experimentaba como un sueño, y me preguntaba : ¿y si despierto , dónde despertaré?.

Era una sensación muy real, te la comparto porque acaba de llegarme mientras escribo esto. Tal vez mi niña conoce mejor todos estos aspectos no visibles para mis ojos que mi actual adulta, ha sido un recordar, un redescubrir.

Estos meses han sido muy preciosos para mi, he ido profundo , he comprendido la importancia de conectar con mi práctica espiritual y no negociarla. ¿Qué encuentro en mi práctica?, encuentro que estoy siendo guiada y me acompañan muchos otros que no puedo ver con los sentidos de esta dimensión, encuentro paz, comprendo con claridad lo que necesito soltar y dejar morir. También he aprendido a diferenciar el ego, el alma y el Espíritu.

El ego es la máscara que construimos todos desde nuestra niñez y nos ayuda a adaptarnos al contexto en el que crecimos, pero de adultas estas ideas comienzan a ir en contravía de lo que somos y queremos, creando sufrimiento. La intención es poder reconocerlo y colocarlo al servicio de nuestra alma y nuestro Espíritu.

El alma es la parte de nosotras que lleva acompañándonos mucho tiempo, muchas vidas, guarda todas las memorias emocionales, es sabia, es nuestro “Yo ancestral” como lo llama Rebecca Campbell, es la que “Sabe” como la llamo yo.

El Espíritu es esa parte de nosotras que nos conecta con nuestra Divinidad, es el puente que nos lleva a la Fuente, al Gran Misterio, o como quieras llamarlo. Somos más que este cuerpo físico, los físicos cuánticos la han llamado energía y han descubierto que esta energía es la misma en todo lo que existe, es la esencia que todos compartimos.

Te comparto esta diferencia para comprender lo que es el alma y lo que me ha servido cuando he querido escucharla, muchas veces estamos confundidas y nos hacemos una maraña en la cabeza, si logramos preguntar al alma, recibiremos respuesta.

La mejor forma de conectar con la voz del alma es a través de la intuición, ese sexto sentido que todas tenemos, esa vocecita que nos dice por dónde ir, qué paso seguir, qué dirección o camino es necesario tomar ahora. La mejor manera de conectar a la intuición es escuchando el cuerpo, siempre digo : si el cuerpo se expande por ahí es, si el cuerpo se encoge y hay malestar por ahí no es. También conectamos a la intuición cuando cerramos nuestros ojos y nos escuchamos, cuando nos hacemos preguntas a nosotras mismas y oímos nuestras respuestas, o también muchas hemos utilizado los oráculos, el tarot para entrar en comunicación con la intuición, y así leer los mensajes del alma.

Lo que más me ha servido es la meditación, entrar unos minutos en el silencio, en la quietud interior, cerrar mis ojos y conectar con mi interior, puedes hacerlo observando la respiración continuamente o recitando un mantra, o enfocándote en un objeto por unos minutos, las formas son infinitas. Una vez estás allí, puedes hacer la pregunta que necesites y abrirte a escuchar, las respuestas te llegan en imágenes, colores, recuerdos, palabras, canciones. Recíbelas, son los mensajes de tu alma.

Sabemos que es un susurro de nuestra alma porque nos llega entendimiento, muchas veces alegría y paz; así que no necesariamente necesitas hacerlo en la quietud interior, también en tu día a día, mientras vas camino al trabajo puedes preguntar y estar atenta a las señales. El Universo nos muestra de múltiples formas, lo que llamamos señales están allí para ti, solo necesitamos abrir nuestros ojos. También utilizo los oráculos, las cartas, me parecen una herramienta maravillosa para saber lo que el alma nos quiere comunicar.

El Alma es la que Sabe, así que viene muy bien estar en comunicación con ella, de a poco ella te va dando más y más, es un entrenamiento. Puedes comenzar hoy e ir agudizando tus sentidos.